Ni desayuno ni almuerzo, una mezcla de los dos, eso es el brunch. Se trata de una costumbre anglosajona que se impuso los fines de semana, cuando el despertar suena bastante tarde como para desayunar y, al mismo tiempo, demasiado temprano para almorzar.
Al combinar lo mejor de dos mundos, un menú clásico de brunch ofrece platos salados y preparaciones dulces. Por supuesto las infusiones cantan presente y también alguna bebida con graduación alcohólica baja, por eso se imponen los cócteles a base de vino espumante.
En esa línea se inscriben tres clásicos infaltables en un buen brunch: la Mimosa, el Bellini y el Kir Royal.
Más allá de las recetas, en todos los casos el espumante debe estar bien frío. En general, se recomienda elegir los Extra Brut, dado que son más secos y generan un buen punto de equilibrio al combinarlos con pulpas de frutas.
Más allá de las recetas, en todos los casos el espumante debe estar bien frío. En general, se recomienda elegir los Extra Brut, dado que son más secos y generan un buen punto de equilibrio al combinarlos con pulpas de frutas.
Mimosa
Cuenta la historia que este cóctel se sirvió por primera vez en el Bar Heminway, en el hotel Ritz, de París. Allí, en los dorados años veinte, la alta sociedad francesa disfrutaba de este cóctel elaborado en partes iguales con champagne y jugo de naranja.
El nombre hace alusión a las flores de mimosa, típicas del Sur de Francia, bien pequeñas, delicadas y de color amarillo.
Prepararlo es muy sencillo, se llena una copa flauta hasta la mitad con Luigi Bosca Extra Brut y el resto con jugo de naranja recién exprimido.
En esa línea se inscriben tres clásicos infaltables en un buen brunch: la Mimosa, el Bellini y el Kir Royal
Kir Royal
Como sucede con muchos clásicos de la coctelería, el famoso Kir Royal tuvo un predecesor: el, Blanc-cassis, que combinaba Crème de Cassis con vino blanco elaborado a partir de la variedad de uva Aligoté, clásica de la Bourgogne.
Una vez que finalizó la Segunda Guerra Mundial, en 1945, el sacerdote Felix Kir asumió como alcalde la ciudad de Dijon y en las recepciones protocolares siempre ofrecía este cocktail a sus invitados, por eso empezó a conocerse como “Kir”; pocos años después, le añadieron un extra de sofisticación al cambiar el vino tranquilo por champange, así el “Kir” subió de categoría y pasó a llamarse “Kir Royal”.
Para preparar este cóctel se debe servir una copa flauta con Luigi Bosca Extra Brut y dejar unos tres centímetros libres, luego completar con ½ onza de licor de cassis.
Bellini
Este cóctel tiene una cuota romántica, ya que nació en Venecia, allá por 1948, de la mano de Giuseppe Cipriani, bartender de Harry´s Bar.
Su color durazno hizo que Cipriani lo vinculará con las obras del pintor veneciano Giovanni Bellini, por eso lo bautizó en su honor.
Se sugiere prepararlo con duraznos frescos y procesarlos en la licuadora hasta que tomen la consistencia de un puré líquido, agregar un chorrito de almíbar y batir unos segundos más. Luego, en una copa flauta, verter 50 ml. de la pulpa y completar con 150 ml de Luigi Bosca Extra Brut. Es importante que la pulpa esté bien fría y que servir el espumante de forma lenta, y con la copa inclinada, para evitar que se genere demasiada espuma.