La llegada de la temporada primavera-verano cambia prácticamente todos nuestros hábitos, especialmente los alimentarios. Mientras que los platos calóricos y contundentes dan paso a las preparaciones más livianas, con los vegetales, las frutas y el pescado como protagonistas; los tintos complejos también ceden su protagonismo frente a los blancos que se beben más frescos y acompañan muy bien las comidas de estación.
A continuación, 5 consejos para disfrutar más de los vinos blancos en los días más cálidos del año:
1- Reconocer la diversidad
El universo de los vinos blancos es tan amplio que existen distintos estilos para diferentes perfiles de consumidores, situaciones y maridajes. Esta gran división está dada por dos aspectos que caracterizan a los vinos y están íntimamente relacionados entre sí: en primer lugar, la estructura, el peso en boca y el cuerpo; en segundo lugar, el cepaje con el que está elaborado.
Así, podríamos definir al menos tres categorías de blancos: los aromáticos y frescos, los frutales de cuerpo medio, y aquellos con más cuerpo y estructura. Por lo tanto, al hablar de vinos blancos no debemos perder de vista la diversidad de estilos que conviven en este segmento.
2- Pensar los maridajes de acuerdo al estilo
Al igual que los tintos, los blancos también proponen una gran variedad de acuerdos con comidas; sin embargo, es importante tener en cuenta el estilo del vino al momento de elegir los platos para maridar.
Por ser expresivos en nariz y tener una acidez pronunciada, los blancos aromáticos y frescos -del estilo de Luigi Bosca Sauvignon Blanc- son ideales para beber solos, como aperitivo, antes de la cena o el almuerzo.
En los blancos frutales de cuerpo medio -como Luigi Bosca Riesling Las Compuertas- la fruta gana protagonismo por sobre la acidez, tienen más cuerpo y presencia en boca. Así, resultan más adecuados para acompañar comidas livianas como ensaladas, ceviche, sándwiches y tiraditos.
Por último, los blancos con cuerpo y estructura son vinos más serios, con más cuerpo y complejidad, criados parcialmente en barricas de roble. Estos blancos, del estilo de Luigi Bosca De Sangre White Blend, son ideales para acompañar platos más untuosos, como pescados grasos o frituras de mar.
Estos blancos complejos, del estilo de Finca Los Nobles Chardonnay, pueden combinarse con comidas más contundentes como las mollejas y provoletas al inicio de un asado, ya que “limpian” el paladar y acompañan con su ancho en boca.
3- Cuidar la temperatura de servicio
Al momento de degustar un vino, la temperatura de servicio es tan importante como acompañarlo con un plato acorde. Tal es así, que la temperatura es capaz de potenciar o arruinar completamente la percepción que se tenga de un vino blanco.
En líneas generales, los blancos de estilo ligero y frutado se beben más fríos (entre 7 y 9°C) que los de cuerpo medio (entre 9 y 10°C) y aquellos ejemplares complejos criados en barricas de roble (entre 9 y 11°C).
4- El impacto de la madera en los blancos
Si hablamos de etiquetas señoriales, los ejemplares con crianza en roble -principalmente de la variedad Chardonnay- son los más untuosos y voluptuosos de los vinos blancos. Además, estos ejemplares también son aptos para la guarda.
Estos blancos complejos, del estilo de Finca Los Nobles Chardonnay, pueden combinarse con comidas más contundentes como las mollejas y provoletas al inicio de un asado, ya que “limpian” el paladar y acompañan con su ancho en boca.
5- Los blancos, también en su propia copa
La forma de las copas también hace que la expresión del vino se perciba mejor, ya que su diseño fue ideado teniendo en cuenta la manera en la que la bebida entra en la boca y la disposición de las papilas gustativas en la lengua. Por lo tanto, no existe mejor forma para disfrutar de un vino que en una copa adecuada.
A diferencia de las copas de vino tinto, las copas de blanco son de tamaño más chico y presentan una apertura más pequeña, ya que sus aromas primarios, frutados y muy expresivos, no necesitan tanta oxigenación para ser percibidos. Asimismo, al tener una apertura y un tamaño más pequeño, el vino blanco conserva mejor su temperatura de servicio.
