El agrónomo siempre cumplió un papel trascendental en el cultivo de la vid. Si bien algunos años atrás su figura no era tan visible para los aficionados al vino, con el auge del concepto de terruño y los vinos de terroir su trabajo cobró especial notoriedad en las bodegas y para los consumidores. Hoy, ya no es un secreto: el vino nace en la finca, y el agrónomo es quien la custodia a diario.
En la actualidad, su principal función continúa siendo dirigir todos los trabajos agronómicos en la viña y tomar las decisiones necesarias para asegurar el adecuado desarrollo de las vides y sus uvas. Sin embargo, detrás de ese trabajo aparentemente técnico hay implicada una sensibilidad especial: la de observar e interpretar cada una de las plantas. Al tratarse de seres vivos, no todas las vides se desarrollan de la misma manera; por lo tanto, hay que conocer su comportamiento para lograr satisfacer sus necesidades particulares.
En Argentina, cada 6 de agosto se celebra el Día del Ingeniero Agrónomo en conmemoración a que en esa fecha de 1883 se dictó por primera vez la carrera de Agronomía
Los agrónomos recorren las fincas todos los días llevando adelante cada una de las tareas necesarias para obtener en la cosecha uvas sanas y con una madurez equilibrada. De acuerdo al momento del año, toman decisiones en torno a la poda, las curaciones, el manejo de la canopia, el envero y la fecha de vendimia de cada cuadro. El objetivo de cada una de las acciones que realizan en la finca durante 12 meses es alcanzar uvas de la más alta calidad, ya que sin ellas es imposible hacer un gran vino.
Pero además de su trabajo en el campo, los agrónomos de hoy están muy integrados a las tareas en la bodega. Así como antiguamente el enólogo solo se limitaba al espacio del laboratorio y hoy recorre las fincas, el agrónomo también pasó los límites del viñedo para trabajar codo a codo junto con el equipo enológico y aportar su conocimiento sobre las vides a la elaboración del vino. Juntos, identifican los lotes en los que se logra una expresión determinada e incluso aquellas parcelas de las que se obtienen las mejores uvas para la elaboración de vinos ícono o de partidas limitadas. Tal es así, que en muchos casos incluso es el agrónomo el que elabora el vino.
En Argentina, cada 6 de agosto se celebra el Día del Ingeniero Agrónomo en conmemoración a que en esa fecha de 1883 se dictó por primera vez la carrera de Agronomía en el Instituto Agrícola Santa Catalina de Llavallol, provincia de Buenos Aires. Con motivo de este día, compartimos una de las frases más significativas del Ing. Alberto Arizu que sintetizan tan bien el alma de esta profesión:
“Nunca hay que tener apuro por salir de un viñedo. Hay que caminar la finca observando sigilosamente cada vid. Cada planta es única y se le debe prestar especial atención a los detalles en los que manifiesta constantemente su diferencia y sus requerimientos. Cuanto más tiempo uno pasa en la finca, más entenderá sus secretos; las horas que se pasan junto a la vid ayudan a comprenderla mejor”
