Vendimia 2023: ¿En qué orden se cosechan los cepajes?
En las fincas de Luigi Bosca estamos cerca de vivir el momento más importante del año: la vendimia, la conclusión de un trabajo de doce meses y el gran final del ciclo anual de la vid.
Para comprender la importancia de la cosecha basta con tener en cuenta una frase que identifica la filosofía del Ing. Alberto Arizu: “El vino nace en la viña, ese es el elemento más importante para obtener un gran vino”. Esto significa que la sanidad de la uva es elemental para asegurar la calidad del producto final. A tal punto que si bien con uvas buenas, cosechadas en su punto justo de madurez, se pueden hacer vinos de mala calidad si no se cuidan los detalles de las otras etapas del proceso de elaboración; con uvas defectuosas jamás se podrá hacer un gran vino.
En viticultura, se considera uva sana al fruto cosechado en el momento indicado, cuando no está ni verde ni sobre maduro, sino en un punto de madurez fenólica equilibrado. El nivel de madurez de las uvas representa la cantidad de azúcar que tendrá el mosto, algo que será proporcional a la cantidad de alcohol que se genere en la bebida a través de la fermentación. Por este motivo, en las bodegas los equipos de agronomía trabajan en conjunto con los de enología para determinar cuál es el punto justo de madurez para cosechar las uvas en cada una de sus fincas.
En general, la vendimia comienza con la recolección de las uvas para elaborar los vinos base de los espumantes, ya que son los que más acidez requieren.
Pero además, cada cepaje tiene sus propios tiempos de madurez: hay variedades que maduran más temprano y otras que lo hacen de manera más tardía, es decir, que necesitan madurar más para ser vinificadas correctamente ¿Por qué? Por un lado, porque si las uvas se cosechan más temprano se pueden obtener vinos muy ácidos, pungentes y con escaso alcohol. Por el otro, una uva muy madura genera vinos más pesados, grasos y muy alcohólicos, con notas a mermelada y exceso de dulzor.
En general, la vendimia comienza con la recolección de las uvas para elaborar los vinos base de los espumantes, ya que son los que más acidez requieren. Estos frutos -usualmente de las variedades Chardonnay y Pinot Noir- se cosechan menos maduras para conservar su frescura, su tensión y esa nota ácida que distingue a estos ejemplares.
A estos lotes le siguen las uvas blancas, que también deben conservar la acidez y la frescura; comenzando por la Sauvignon Blanc, una variedad temprana. Para preservar su tipicidad varietal, como en el vino Luigi Bosca Sauvignon Blanc, sus vinos filosos y verticales están apoyados en la fruta fresca ácida. Luego se continúa con el Riesling, una variedad inflexible, en la que el correcto trabajo en el viñedo es aún más trascendental que la elaboración en bodega para lograr vinos vivaces, fluidos y con tensión, como el pionero argentino Luigi Bosca Riesling. Por último, se recolectan las uvas Chardonnay para vinos tranquilos -más maduras que las otras blancas- ya que con esta variedad se tiende a hacer vinos más anchos, untuosos y con más cuerpo, en muchos casos parcialmente criados en barricas de roble, como el De Sangre Chardonnay.
Entre las variedades tintas, la primera que se cosecha es la Pinot Noir con el fin de conservar su frescura, acidez y cuerpo medio, características que se ven reflejadas de forma transparente en el vino Luigi Bosca Pinot Noir. Le sigue el Malbec, la cepa emblemática de la Argentina, que otorga vinos más redondos y de corazón dulce, como Luigi Bosca Malbec. Por último, llega el momento del Cabernet Sauvignon, el más sobrio y señorial de los tintos, cuyos ejemplares más emblemáticos suelen tener largas crianzas en madera, como Luigi Bosca Cabernet Sauvignon que pasa 14 meses en barricas de roble.
El punto óptimo de madurez es fundamental para lograr un ejemplar equilibrado en azúcar y acidez, por lo tanto, ser detallistas en el momento de cosecha de cada variedad es el primer paso para obtener vinos memorables, que quedan para siempre en el recuerdo de quien los bebe.