La verticalidad y la horizontalidad son conceptos relativamente nuevos en la forma de describir e interpretar el vino que se fueron instalando en los últimos años entre sus aficionados. Estos dos términos emergieron cuando -más allá de los aromas y sabores- empezaron a cobrar relevancia atributos relacionados con la sensación táctil de los tintos y blancos. Así, la textura y la tensión de un ejemplar, al igual que otras características como la austeridad y la mineralidad en boca, son expresiones que permiten poner en palabras otras sensaciones que el vino despierta.
En una coyuntura en la que conviven vinos de alta calidad muy diferentes entre sí, la verticalidad y la horizontalidad constituyen otra de las grandes divisiones que separan a los distintos ejemplares. Los vinos verticales no son mejores ni peores que los horizontales; simplemente son diferentes. Que se opte por uno u otro estilo dependerá, entonces, del perfil de consumidor, la situación de consumo y los acuerdos con las comidas.
En el caso del Malbec, en Mendoza este varietal adquiere distintos perfiles -más horizontales o verticales- de acuerdo a la zona en la que se cosechan sus frutos. Un Malbec es horizontal cuando provoca una sensación abstracta de horizontalidad en el paladar dada por su ancho de boca. Son aquellos ejemplares grasos, untuosos, con más golosidad y presencia en el paladar. Por el contrario, los ejemplares verticales son más directos, ágiles y austeros; se trata de vinos filosos, menos frutados y más minerales en los que se destaca la impronta del suelo.
Esta sensación táctil que los Malbec desarrollan está íntimamente relacionada con la identidad del terruño en el que se cosechan las uvas con las que se elabora el vino. Los ejemplares horizontales suelen provenir de zonas con suelos más profundos, arenosos, franco-arenosos y franco-arcillosos, como Luján de Cuyo, que se expresan en un carácter más frutal. Además, tienen mucha materia colorante, son redondos y con taninos dulces.
Entre los ejemplares de la colección Luigi Bosca De Sangre existen dos Malbec que expresan de forma transparente esta gran distinción del mundo del vino.
Por su parte, los Malbec verticales suelen ser elaborados en zonas más pedregosas, de suelos menos profundos y austeros, y en algunos casos con presencia de carbonato de calcio, lo que le aporta una identidad especial al vino. Estos componentes minerales de los que se alimentan las raíces de las vides influyen directamente sobre la percepción que se tiene en la boca del vino.
Entre los ejemplares de la colección Luigi Bosca De Sangre existen dos Malbec que expresan de forma transparente esta gran distinción del mundo del vino. Elaborado a partir de uvas provenientes de una selección de parcelas de viñedos implantados en distintas zonas de Luján de Cuyo, Luigi Bosca De Sangre Malbec D.O.C. es un fiel representante de los vinos horizontales de perfil maduro. En boca es suave, sedoso, untuoso, elegante y de corazón dulce.
Por su parte, Luigi Bosca De Sangre Malbec Paraje Altamira nace en parcelas seleccionadas de Finca Miralejos, emplazada en Paraje Altamira, Valle de Uco. En este vino, el suelo pedregoso con componentes calcáreos de su terruño se expresa en un característico aroma mineral sumado a su entrada en boca fresca y vertical, de gran tensión y nervio, y acidez equilibrada que aporta fluidez. Sin dudas, es un gran exponente de los Malbec verticales de Mendoza.
