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¿Qué sucede durante el invierno en nuestras fincas?

¿Qué sucede durante el invierno en nuestras fincas?

Luego de la caída de las hojas, durante la temporada de poda, las vides atraviesan una etapa trascendental para su ciclo anual: la dormancia o reposo invernal.

Cada estación del año transforma el paisaje y los colores en los viñedos mendocinos. Sin embargo, esa fotografía es solo una expresión parcial de todo aquello que realmente sucede en las fincas durante el invierno. Luego de la caída de las hojas, durante la temporada de poda, las vides atraviesan una etapa trascendental para su ciclo anual: la dormancia o reposo invernal.

Tal como sucede con muchos árboles frutales, la vid también requiere de una fase de reposo necesaria para acumular energía en el tronco y las raíces y afrontar así los días más fríos del año. Este ciclo empieza en el otoño y finaliza a comienzos de la primavera, con el rebrote de las plantas; por lo tanto, las vides descansan durante el invierno para alcanzar su productividad máxima en la siguiente vendimia.

En líneas generales, el invierno es una estación dura y compleja para la viña, especialmente en los terruños de altura en los que las noches son muy frías, como en nuestras fincas mendocinas. Sin embargo, también es una etapa necesaria para el desarrollo productivo de las vides y del suelo, que utiliza este momento para recuperar sus reservas de nutrientes y agua.

Por último, como mecanismo de defensa contra las heladas, los tejidos de las plantas se endurecen, así es como los pámpanos se ponen marrones y se “maderizan”, generando ese paisaje de belleza austera en las fincas.

Además, durante el reposo invernal las plantas se transforman visiblemente. Por empezar, las yemas -donde posteriormente se producen los brotes- se cubren de una capa dura que sirve de escudo protector contra el frío. En simultáneo, el resto de la planta acumula jugos que hacen descender el punto de congelación del agua por debajo de los 0°C para que las células puedan sobrevivir durante el invierno. Por último, como mecanismo de defensa contra las heladas, los tejidos de las plantas se endurecen, así es como los pámpanos se ponen marrones y se “maderizan”, generando ese paisaje de belleza austera en las fincas.
Si bien en apariencia en invierno es poco lo que sucede en las fincas, despojadas de su característico follaje verde, cada uno de los procesos que la vid atraviesa durante su ciclo vital -incluido, por supuesto, el reposo invernal- es determinante para el desarrollo de los frutos y la elaboración del vino. Esto sucede porque las plantas cuentan con un termómetro natural que les indica la temperatura ambiente, tanto para reajustar su mecanismo de defensa frente al frío como para poder advertir la llegada de la primavera, prepararse para la brotación y dar comienzo a la fase vegetativa.

Siempre decimos que el vino nace en la viña, por eso, cada una de las etapas fenológicas de la vid son custodiadas de cerca por nuestros agrónomos, ya que influyen directamente sobre la calidad que tendrán los vinos de la próxima añada.

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